Los retos de una sociedad vasca en plural

Con motivo de la publicación de Rivera, A. y Mateo, E. (2021) El movimiento de víctimas del terrorismo. Catarata Edición.

Iñaki Vázquez Larrea
Doctor en Antropología

Fecha de publicación: 12/06/21

Para convivir con alguien, tengo que amarlo. No me basta con tenerle simpatía y respeto. Pues en la convivencia la simpatía y el respeto solos no tardan en desaparecer, sin motivo alguno”

Peter Handke

Debemos permitir que las imágenes atroces nos persigan. Las imágenes dicen. Esto es lo que los seres humanos se atreven a hacer, con entusiasmo, convencidos de que están en lo justo. No lo olvides”

Susan Sontag.

Desde los inicios de su andadura, cuando la rabia por el asesinato de Fernando Buesa metabolizó, una de las especificidades de la Fundación Fernando Buesa (a la que pertenezco) ha sido su marchamo plural, “como defendía Fernando que debía seguir siendo la sociedad vasca, frente a los que soñaban con una Euskadi homogeneizada” (Antonio Rivera y Eduardo Mateo, El movimiento de víctimas del terrorismo, Catarata, pag. 182).

Como nos recuerda Joseba Arregi, las víctimas podrán retirarse de la esfera pública solo cuando en todos los ámbitos, en el ético, social, institucional y político quede asegurado el “Nunca más”. Además tendrá que ir acompañado de un proyecto político que nos cobije a todos en nuestra pluralidad.

Otro de sus objetivos es una memoria que combata la teoría del conflicto (a saber, hubo varias violencias pero no dos bandos enfrentados), y finalmente una sociedad vasca reconciliada consigo misma. A este respecto, decía Mario Onaindia, que el final definitivo del terrorismo se produciría cuando los que más han sufrido, las víctimas, se encuentren con quienes más sufrimiento han causado, los victimarios.

Para que tal encuentro se produzca es imprescindible que los victimarios y sus apoyos desanden los caminos de la violencia para que sus víctimas puedan atender los puentes del perdón y reconciliación.